viernes, 5 de abril de 2013

Cuando la vida te da la espalda

Hasta la adolescencia, la memoria tiene mas interés en el futuro que en el pasado, así que mis recuerdos de la niñez se pierden por los vericuetos de mi cerebro.
A veces, algunas veces, esos recuerdos se instalan a fuego en la memoria , son pequeños instantes, pequeños fragmentos sin importancia aparente, en parte verídicos y en gran parte manipulados por nosotros mismos.
Algunos de esos recuerdos están asociados a un olor, o, en ocasiones a un sabor
Otros mucho mas dolorosos se asocian al calor y también al color...
Yo tengo recuerdos de colores, recuerdos asociados a números, a sensaciones
Sobre todo uno, ese que se repite en mi cabeza a cada rato y sin venir a cuento
Ese recuerdo, que me recuerda, que un día cualquiera, de un mes cualquiera, de un año cualquiera,
Tu vida cambia por completo, y que hasta el día de tu desaparición vas a tener presente
Como decía alguien, cuidado al doblar la esquina, puedes darte de bruces con la puta realidad
Eso precisamente es lo que yo recuerdo...
Cuando tienes 12 años y tu vida es sencilla y clara, no puedes pararte a pensar, casi es imposible improvisar
Eres capaz apenas de pensar en mañana, si es que "mañana" no es un día especial
Es entonces cuando te alcanza la puta realidad y te parte en dos...
Es ahí donde tu vida sufre un huracán y piensas que eres distinta para el resto de tus días
Nadie me aviso, nadie vino en mi ayuda, nadie estaba vigilando....
Tuve que hacerlo sola, dejarme hacer....
Alguien se estaba encargando de mi, alguien no muy bueno por cierto
Alguien importante con alguien sin importancia...
Luego con el paso de los años sabes que eso siempre es así
El más poderoso se siente con derechos sobre el débil
Tuve miedo, lo confieso, sentí asco, también lo confieso, temí no salir de ahí con vida
Pero la vida es lo único que no me abandono, fui consciente de cada golpe
El resto es incontable.
A partir de ahí he dedicado la mayor parte de mi vida a perdonarme y a olvidar
En ocasiones esas frías y duras imágenes vuelven tan nítidas que me es imposible pensar,
si no me estará pasando de nuevo,
Tengo que recurrir a mi fuerza para salir de ellas y lo consigo, otras muchas veces pasan es ráfagas de segundos, estás últimas son terribles, me alcanzan en cualquier lugar y mi único pensamiento es, que no se note.
Pero aún con todo pienso que lo tengo superado, cada vez duele menos y se olvida más.
Trato de dejarlo en el rincón del cerebro de cosas pendientes de olvidar.
Creo que tengo una buena vida y he de vivir al margen de todo esto, que no me afecte, es mi labor pendiente.
Intento llenar mi memoria de buenos recuerdos, esos vividos con intensidad y cariño, esos alegres momentos
que ocurren cada día.
Siempre he sabido que soy una tía con suerte, con mucha suerte, una tía con un par.






Coge un lienzo en blanco, y dibuja a tu enemigo, aquello que temes, tus demonios
Dibuja cada rasgo de ellos, sus ojos duros, sus cuerpos deformes, sus bocas temibles
Luego coge el lienzo has de destrozarlo, romperlo en mil pedazos y cuando sea tan pequeño
que no puedas hacer más trozos, tendrás que darle fuego hasta que solo queden las cenizas....
Esa es la forma más inteligente de acabar con tu enemigo.



7 comentarios:

  1. Ahora mismo estoy rogando que no sea autobiográfico el relato. Es muy bueno, pero muy crudo. Me ha gustado leerlo, eso sí.

    ResponderEliminar
  2. Los recuerdos y los pensamientos sobre recuerdos, son lo que son.... vivencias más o menos traumáticas que no han sido cicatrizadas debidamente.
    La mayoría son arrinconados por el olvido, algunos recuerdos nos acompañarán siempre.
    Todos tenemos algún recuerdo de esos que tu describes. Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Gracias por escribirlo, gracias por compartirlo...eres valiente

    ResponderEliminar
  4. Me temo que lo que narras es autobiográfico, obviaré el dolor y la pena -sólo a ti te incumben- pero te felicito por el modo en que lo has descrito y por la valentía.

    Un beso!

    ResponderEliminar
  5. José Luis Pabón Ortiz31 de agosto de 2013, 21:27

    Qué fácil dar consejos, qué fácil, dar ánimos. Son de agradecer, pero sólo si te colocas en el lugar de esa persona, es posible que llegues a comprender y tus palabras sinceras, sirvan para atenuar sus pesares.

    Ojalá estas letras frías, pero salidas del corazón te reconforten. Un abrazo sincero

    ResponderEliminar
  6. Estoy tan identificada con ese sentimiento, nadie imagina el calvario descontrolado por el que pasas, sin embargo la naturaleza humana es fuerte y aunque cuesta muchísimo llegar a ciertas conclusiones, llega un momento en que las aceptas y forman parte de tu vida y que además te han terminado de formar como mujer, librándote de mayores sufrimientos, ""

    ResponderEliminar
  7. Estoy tan identificada contigo. Gracias por tu coraje de exponerlo de una manera tan real.

    ResponderEliminar